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En la primera mitad del siglo XXI nos encontramos con un predominio de las Enfermedades Crónicas y Degenerativas como la principal causa de conulta a los hospitales y clínicas, ocupando hasta un 80% de los motivos de visita médica. Por otra parte, las estadístcas de mortalidad señalan a las enfermedades del corazón, el cáncer, el ictus cerebral, las enfermedades autoinmunes (Lupus, Artritis, Crhon, Vasculitis etc) y Metabólicas (Diabetes y Obesidad) como las primeras causas de defunción.
La Medicina Oficial afirma que todas estas enfermedades están intimamente relacionadas con el Estilo de Vida de las personas donde abundan los tan aclamados Factores de Riesgo; sin embargo, la tan demandada PREVENVIÓN, brilla por su ausencia y nadie hace nada. En un mundo donde todos los habitantes estamos impunemente expuestos a la más alta toxicidad que el ser humano haya podido soportar en toda su historia, tanto ambiental (aire, suelos, agua) como alimentaria (herbicidas, pesticidas, aditivos) y sobrecargado de radiaciones de todo tipo (electromagnética, termoeléctrica y nuclear); estamos obligados a volver la mirada a la ALIMENTACIÓN SANA como la PRIMERA MEDICINA.
Debemos rescatar el principio Hipocrático más básico y emulando al gran Maestro y Padre de la Medicina Helénica, de la Grecia antigua, recomponer las normas básicas de la alimentación saludable para aportar a nuestros cuerpos los principios nutriionales correctos en calidad y cantidad para construir cuerpos fuertes que resistan la debacle a la que la industria médico alimenticia nos tiene condenados.