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La gran burguesía agraria argentina fue durante mucho tiempo la clase dirigente que tuvo el control político del Estado. Sin embargo, en la actualidad ha perdido ese rol. En el presente esta clase ha conservado posiciones de dominación fragmentadas y determinados privilegios sectoriales, sin que esto significara monopolizar el control del estado y de la economía. Sin embargo, no se debe despreciar su poder porque una fracción social que se encuentra en crisis puede sin embargo tener un accionar importante.
La gran burguesía agraria no se define sólo por la posesión de propiedad, aunque este sea un factor muy importante. Es necesario tener en cuenta las relaciones que tuvo y que tiene con el resto de las clases sociales y con los elementos que componen el sistema político. Además, también hay que tener en cuenta el hecho de que a esta clase se la considera como símbolo de status social, ya que esta atribución cultural también le permite un lugar de poder.