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Con paso firme y ligero aún, caminaba un anciano sacerdote por la vía cubierta de polvo, bajo los rayos del sol de mediodía. Más de treinta anos habían transcurrido desde que el abate Constantín era cura de la pequena aldea que dormía, allá en la llanura, a orillas de un débil curso de agua llamado el Lizotte. Un cuarto de hora hacía que el abate costeaba el muro del castillo de Longueval, cuando llegó a la puerta de entrada, que se apoyaba alta y maciza sobre dos enormes pilares de viejas piedras ennegrecidas y roídas por el tiempo.
El cura se detuvo y miró con tristeza los grandes avisos azules pegados a los pilares. Los avisos anunciaban que el miércoles 18 de mayo de 1881, a la 1 p. m. tendría lugar, en la sala de audiencia del Tribunal civil de Souvigny, la venta del dominio de Longueval, dividido en cuatro lotes : 1- El castillo de Longueval y sus dependencias, lindos estanques, vastos canales, parque de ciento cincuenta hectáreas, todo cercado de pared y atravesado por el río Lizotte.
Base para la venta : seiscientos mil francos. 2- La granja de Blanche-Couronne, trescientas hectáreas. Base : quinientos mil francos. 3- La granja de la Rozeraie, doscientas cincuenta hectáreas. Base : cuatrocientos mil francos. 4- Los plantíos y los bosques de la Mionne, cuatrocientas cincuenta hectáreas. Base para la venta : quinientos cincuenta mil francos.